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LOS MALES DE LA ENERGÍA NUCLEAR
Los detractores y los partidarios de la energía nuclear han visto pasar delante de sus ojos todos estos incidentes. Unos han aprovechado el momento para resaltar todos los males de esta fuente de energía, mientras que los otros han intentado quitar hierro al asunto.
Y entre medias se encuentra, el Consejo de Seguridad Nuclear, que ha tenido que poner orden en el gallinero. La convocatoria de este organismo con todos los titulares de nucleares representa un golpe de efecto por su parte, puesto que este encuentro estaba previsto para finales de año, pero la crítica situación ha obligado a adelantar la fecha.
Asimismo, y en un intento de dar imagen de control de la situación, la presidenta del CSN, Carmen Martínez Ten, ha solicitado comparecer ante el Congreso de los Diputados para explicar la propuesta de un expediente sancionador a Ascó I y la prealerta de emergencia del plan de Emergencia Interior (PEI) de la central nuclear Vandellós II tras el incendio.
Todavía está pendiente que el Ministerio de Industria se pronuncie sobre la sanción de Ascó I, aunque ya ha advertido de que no va a ser benevolente en este asunto. Será un momento decisivo para saber la actitud del Gobierno frente a las nucleares y conocer si José Luis Rodríguez Zapatero mantiene su promesa electoral de cerrar todas estas plantas una vez expire su licencia. (Guerra de responsabilidades).
Por el momento y a falta de una decisión definitiva, todos los dedos señalan como culpable a la empresa que gestiona estas nucleares -la Asociación Nuclear de Ascó y Vandellós (Anav)-. Esta sociedad es propiedad de Endesa e Iberdrola, aunque es la eléctrica que preside José Manuel Entrecanales quien tiene la totalidad del capital de Ascó I y la mayoría del accionariado de Vandellós. De esta manera, Iberdrola se ha desmarcado a la hora de aclarar estos incidentes y la nuclear ha vuelto a desatar la guerra entre estas dos eléctricas a la hora de dirimir responsabilidades. Pero como telón de fondo se esconde que estos incidentes se han producido en un momento complicado: ahora las empresas no quieren que se ensucie más la imagen de las nucleares. ¿Por qué? Los últimos incidentes han coincidido cuando Garoña debe renovar su permiso, lo que supone el pasaje de salida para vislumbrar el futuro de la nuclear en España.
La compañías y el propio Gobierno también tienen presente que otros países de la UE están construyendo nuevas plantas , justo cuando la apertura del debate nuclear en España cobraba su punto más álgido. El incesante alza del petróleo y la amenaza de la reducción de la oferta por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha provocado que los proyectos por fin se pongan sobre el papel. El primero fue el Gobierno británico, que a principios de año, manifestó su intención de desarrollar una nueva generación de plantas nucleares. Por si fuese poco, ponía el cartel de se vende a su participación del 35,2 por ciento en British Energy, con unos apetecibles activos nucleares cuyo precio no está ligado a la evolución del petróleo.
Fue entonces cuando las compañías iniciaron una carrera para pujar por British Energy, entre ellas, Iberdrola, que finalmente se retiró del proceso. Ahora, es EDF quien tiene todos los visos para ganar, puesto que cuenta con el beneplácito del Gobierno británico.
Con el Reino Unido, también ha abierto fuego Italia. La estatal Enel ha afirmado abiertamente que estaría dispuesta a construir cuatro o cinco plantas en el país.
Entre tanto, los países de Europa hacen números sobre el coste de esta energía. Según la Agencia Internacional de Energía, una planta nuclear puede llegar a costar unos 7.800 millones de euros y para poner en marcha se necesitan entre cinco y siete años de trabajo. No obstante, eso depende mucho de los países y de cómo evolucionen los costes.
3 sept 2008
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