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El Lobby Sionísta está apurado por "terminar victoriosa" la masacre antes que asuma Obama (20 de enero) y se aproximen las elecciones en Israel (febrero). Pero saben que Israel ya perdió esta batalla. Mientras tanto los comandos de Hamas se hacen fuertes en las calles de Gaza. Israel los tilda de cobardes. Pero los analistas árabes dicen que Hamas "no es cobarde" "están utilizando una estrategia boxística" (..) "golpea y sale" se esconde, se repliega; el tiempo es su aliado más importante. Y actúan absolutamente coordinados: sus comandos y sus negociadores en Egipto. Hay una  percepción táctica compartida: Los costos superan a las ganancias. En diferentes posiciones de la masacre (uno  el victimario y el otro la víctima),  Israel y Hamás, coinciden en un mismo objetivo: Negociar antes  que la  catástrofe los supere. Mientras tanto, en total impunidad, convertida en una "noticia más" en la prensa internacional,  continúa la mayor operación militar de exterminio de civiles de la historia.  Israel sigue matando pero ya se enfrenta a su peor enemigo: El tiempo.  
                                    Israel, en sus tres fases de la  operación "Plomo Sólido" lanzada el 27 de diciembre (los bombardeos, la invasión  terrestre, y el actual "cerco" a Gaza) ya asesinó a más de 980 palestinos, hirió  o mutiló a más de 4400, mató a 280 niños, destruyó en un 70% la infraestructura  administrativa de Gaza, provocó una catástrofe humanitaria de magnitudes  inéditas, y no consiguió su objetivo mas impoirtante: Destruir los arsenales y  la capacidad operativa de los cohetes palestinos que siguen impactando en las  ciudades israelíes. En otras palabras, tras 18 días de  masacre militar, y con la total complicidad  y la inacción de los gobiernos  y de las potencias que controlan la ONU,  el Estado judío  no pudo  conseguir lo que se propuso: Terminar con los cohetes palestinos, presionar e  imponer una tregua del "vencido" a Hamás, y conseguir un repliegue  "victorioso" de sus tropas en Gaza. Israel apostó su estrategia al  exterminio militar, y utilizó simultáneamente el exterminio aéreo, el  exterminio terrestre, y el exterminio económico, como armas de guerra  para presionar e imponer una negociación en términos de rendición  incondicional a Hamás. Hoy la estrategia de exterminio   israelí se encuentra con un enemigo inexorable: El tiempo. Al que ahora también  se  agrega una zona de combate desfavorable. Israel se encuentra en la  periferia de la ciudad de Gaza y sus tropas y tanques ya pelean una batalla  peligrosa y de alto riesgo en barrios y callejuelas infectadas de "ataques  sorpresa", de francotiradores y de trampas explosivas que les producen cada  vez más bajas a los soldados judíos, ocultadas celosamente por el mando militar  israelí. En esa zona de combate, se reduce  la capacidad de fuego de los tanques y blindados y el factor humano (el miedo a  la muerte) comienza a gravitar sobre la psicología de los soldados judíos.Simultáneamente, Israel mantiene  su estrategia de "terror militar" con bombardeos combinados por aire y por tierra,  contra objetivos enclavados en zonas residenciales densamente pobladas, que  aumentó en grados notables la matanza de civiles, mujeres y niños en las  últimas horas. La matanza ya es masiva, impune, a  cara descubierta y sin que las potencias y los gobiernos del mundo levanten un  solo dedo para detenerla, y mientras la tragedia humana de Gaza ya casi ni  siquiera ocupa las portadas principales de las grandes cadenas y medios  internacionales. Simultáneamente, y agregada al  costo de la masacre militar, la catástrofe humanitaria  producida por el bloqueo económico, completa el cuadro de rechazo y aislamiento internacional  de Israel. A las marchas y protestas  progresivas en su contra que se multiplican por los cinco continentes, ya se  vislumbra un movimiento global orientado a denunciar en todos los foros y  espacios públicos el genocidio israelí en Gaza apoyado por las comunidades  judías del mundo. Hasta el propio Mamhoud Abbas, un  aliado incondicional del eje EEUU-Israel acusó este martes al Estado judío de   Tratar de "aniquilar" a la población de Gaza. Claramente la estrategia israelí  está aprisionada en su falta de resultados concretos que lo lleva a extender en  el tiempo la masacre militar. Desde el lunes los medios  israelíes destacan una línea creciente de división en la cúpula del poder  judío entre los que proponen avanzar en la línea de exterminio militar, y los  que proponen la negociación de una tregua ventajosa con Hamás aprovechando su  debilidad política y militar. En el escenario táctico, y con las  agujas del reloj en contra, Israel se encuentra en un círculo vicioso de matar y seguir matando, sin ninguna perspectiva de conseguir su objetivo de  máxima (terminar con los cohetes) en el corto plazo. Paradojalmente, y como ya lo  anticipamos en otro informe, el principal enemigo de Israel ya no es Hamás, sino  el tiempo que corre en su contra. Y precisamente de ese factor, el  tiempo, se nutre la estrategia operativa de Hamás que no basa el fuerte de su  táctica de combate en lo militar, sino en el desgaste politico y psicológico  de Israel. Los estrategas militares israelíes  señalan que Hamás elude el combate, y sólo ejecuta operaciones aisladas y  temporales contra sus tropas, mientras sus comandos permanecen en acecho  permanente protegidos y escondidos en los recovecos y callejuelas de la ciudad  de Gaza. Los analistas árabes responden que  ese no es un acto de cobardía sino una táctica de batalla orientada a explotar  los flancos débiles de Israel, cuyo fracaso se acentúa con el correr de las  horas. Como en Faluya los marines  yanquis, los comandos israelíes comienzan en Gaza a transitar una etapa donde la "guerra de nervios" impuesta por Hamás supera  en intensidad a la  acción de los combates callejeros. Pero la estrategia de Hamás se  encuentra con un límite: El tiempo lo mata a Israel, pero Israel mata sin  interrupción a sus combatientes y aniquila con misiles y bombas de racimo a la  población civil y la infraestructura de Gaza. El lunes -señalan analistas de uno  y otro lado- la situación ingresó en un statu quo que se acentúa este martes: La  operación militar "Plomo Sólido" ingresó a un callejón sin salida: Si Israel  sigue matando pierde, y si deja de matar también pierde. En consecuencia, y como señala la  prensa israelí este martes, mientras las tropas y armas judías siguen masacrando  civiles se extienden las líneas de negociación (con distintos  mediadores, entre ellos Egipto) para sentar al estado mayor de Hamás en una mesa de negociación que  posibilite una tregua en términos ventajosos para Israel. Pero Hamás no se  "chupa el dedo": Si  bien sus dirigentes saben que también juegan con el tiempo en contra y con el  peligro de ser "borrados del mapa" por los misiles israelíes, todo indica que  están dispuestos a explotar al máximo los flancos débiles de Israel en una  negociación de cese el fuego. Este martes  trascendió en la prensa árabe y judía una versión de que Israel está dispuesto a ceder a una de las exigencias de máxima de Hamás para una tregua inmediata: El levantamiento del bloqueo y la  apertura de fronteras. Según  Haaretz, hay un  convencimiento acentuado en el poder israelí de que el costo político de la catástrofe  humanitaria supera incluso,  en el plano internacional, al  de la masacre militar.
 El representante especial de la  Unión Europea para el Medio Oriente, Tony Blair, aseguró el lunes que un cese de las  hostilidades era sólo  "cuestión de días" y hasta el primer ministro  israelí, Ehud Olmert, señaló que un cese del fuego no estaba tan lejano. Además de la saturación del costo  político de la masacre, hay señales concretas de que el gobierno de Israel está  preparando a la opinión pública israelí  para la aceptación de una tregua  sobre la base de los "daños infligidos a Hamás", como ya destacan Olmert  y su gabinete. La prensa israelí está hablando  por estas horas  del "duro golpe" propinado a Hamás con la operación terrestre,  y los servicios judíos filtran versiones sobre el desmantelamiento de la  estructura de lanzamiento de cohetes y de los túneles de contrabando de armas  que dejaría a Hamás y la resistencia palestina convertidos en "leones  herbívoros". Pero en los hechos, y según lo  que también filtran algunos medios israelíes, Israel no apuesta a un desenlace  militar sino a una tregua negociada con Hamás que le asegure, por un tiempo,  que los cohetes no caerán sobre territorio judío. Hay dos razones de peso que apuran el  reloj de una tregua con Hamás: Las elecciones de Israel en febrero y la asunción  de Barack Obama a la presidencia de EEUU el 20 de Enero. El lobby judío que sostiene a Obama  presiona por una tregua que salve a Obama de asumir con la braza ardiendo de  Gaza en pleno desenlace de la crisis económica en EEUU. Para los expertos, y contrariamente a lo que se cree,  la operación "Plomo Sólido" nunca tuvo como objetivo central la destrucción  total de Hamás y el derrocamiento de su gobierno que implicaría para Israel tres  pasos que no está dispuesto a dar: A)  Ocupar territorialmente Gaza, B) hacerse cargo de su administración y C) contener el estallido social  con caos y luchas intestinas que generaría la desaparición de Hamás de la  escena. Las tres fases de la masacre militar solo fueron utilizadas por Israel como herramienta de presión bélica para someter a  Hamás y obligarlo a cumplimentar los dos objetivos estratégicos centrales de la  operación "Plomo Sólido": La firma de una tregua y de un acuerdo duradero  que asegure el final de los ataques con cohetes a las ciudades israelíes.En el Plan B hay una opción de máxima y una de mínima. En la de  máxima, se contempla una tregua duradera y de largo plazo y un "plan de  paz" que ya fue rechazada de antemano por el mando superior de Hamás. En la de mínima, se contempla una  tregua de corto plazo, con detención de los ataques de misiles palestinos a territorio israelí, que le posibilitaría al Estado judío maquillar un  "repliegue victorioso" argumentando el "golpe demoledor "  que le aplicó a Hamás.
 Formalmente, Hamás exige el  levantamiento del bloqueo y un retiro incondicional de sus tropas y tanques de  Gaza antes de negociar una tregua.
   Pero se sabe, ya es vox populi en  los medios árabes y palestinos, que la plana mayor de Hamás en Damasco y Gaza  está evaluando una propuesta alternativa: Negociar su permanencia en Gaza  mediante una tregua que incluya el levantamiento del bloqueo y un llamado a  elecciones con la participación de Abbas y de Al Fatah. Se trataría  de un paso  intermedio, donde Israel cubriría las apariencias de un  repliegue "victorioso" con la reposición de Abbas (un socio incondicional)  en el seno del poder de Gaza.   Y Hamás cubriría las apariencias  de una "tregua victoriosa" con el repliegue de Israel y el levantamiento  del bloqueo y la apertura de los pasos fronterizos.
 Hay otras combinaciones en danza,  según las versiones árabes y judías de este martes, pero todas apuntan a una  tregua con la permanencia de Hamás y el retorno del "gobierno de unidad" en Gaza.   
 ¿Un empate técnico?
 Para nada: Israel ya perdió la  guerra.
  Por  una razón precisa:  Cualquiera de las variantes de "tregua" que Israel negocie con Hamás, posibilita  a la organización islámica y al resto de los grupos palestinos tiempo para su  recuperación política y militar. En cambio Israel, deja en pie a  Hamás (al que prometió destruir ante el mundo y su sociedad), suma los miles  de muertos y heridos de Gaza a la masacre multitudinaria con derrota  militar en Líbano, y termina de demoler su imagen de "superpotencia invencible"  en el Medio Oriente. Además, los mártires de Gaza ya  empalidecen el Holocausto judío contado por los judíos.
Fuente: IAR NOTICIAS