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China, la primera economía "emergente" asiática, y la tercera a nivel global después de EEUU y la UE, continúa dando peligrosas señales de desaceleración que ya se expresan principalmente en una caída abrupta de su comercio de exportación y en una reducción del consumo interno, que impacta en el mercado laboral. Esta declinación acentuada en sus indicadores económicos a su vez ya repercute en la reducción de sus reservas en moneda extranjera, que han sufrido su peor descenso en nueve años. Esta sumatoria de datos negativos -según los analistas- comienza a desvanecer la esperanza de pronta "recuperación" anunciada por el gobierno chino.
Informe
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El periódico, que cita fuentes no identificadas, no indica cuál ha sido exactamente la caída, pero sí señala que será mayor que la registrada en octubre pasado, de US$ 25.900 millones (19.972 millones de euros). Las reservas chinas, de acuerdo con el último dato oficial existente, de finales de diciembre, ascendían a US$ 1,94 billones (casi 1,5 billones de euros), y habrá que esperar hasta abril para conocer las cifras de este trimestre.
De confirmarse la predicción, las reservas, que llegaron a los US$ 2 billones (1,54 billones de euros), no superarían los US$1,92 billones (1,48 billones de euros). Según la fuente citada por el diario, la caída, en parte, se debe a la apreciación reciente del dólar, que deprecia, a cambio, los activos en otras divisas (básicamente, el euro, que pasó de los US$1,41 del 31 de diciembre a US$ 1,27 un mes más tarde).
El rotativo China Daily, por su parte, informa que el Gobierno chino habría perdido más de US$80.000 millones (unos 61.700 millones de euros) después de haber adquirido valores de renta variable justo antes de la caída de los mercados. Según un analista citado por el diario, la cifra podría ser en realidad hasta tres veces mayor, ya que el Gobierno podría haber perdido US$ 80.000 millones (61.700 millones de euros) sólo en participaciones y otros US$160.000 millones (más de 123.400 millones de euros) en activos de renta variable.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, señaló el viernes pasado, en una conferencia de prensa, que China se concentrará primero en estabilizar su economía antes de considerar siquiera ser el "salvavidas" de la economía mundial, que se hunde por la crisis recesiva financiera exportada de EEUU y Europa. La prioridad de Beijing será velar por los intereses nacionales, señaló el primer ministro, ante los pedidos de contribución para "auxiliar" al sistema financiero internacional lanzado por EEUU y la Unión Europea.
En la gestión de las enormes reservas de divisas de China, "nuestra primera consideración son los intereses nacionales", afirmó el gobernante en el Gran Salón del Pueblo de Beijing al cierre de la sesión anual de ese órgano legislativo. Frente al derrumbe bursátil, las quiebras bancarias y la falta de crédito que desaceleran la economía global, los US$ billones de reservas de China son vistos como un "salvavidas" por las potencias centrales
China es la tercera economía mundial detrás de EEUU y la Unión Europea, cuyos desarrollos productivos-altamente entrelazados al comercio chino- también afrontan desigual y combinadamente un proceso recesivo, que se proyecta en la baja de las exportaciones e importaciones a escala global. Hasta ahora, el gobierno de China ha inyectado unos 230.000 millones de yuanes (US$34.000 millones) en la economía e invertirá más.
Según The Wall Street Journal, las esperanzas de una pronta recuperación de la economía china comienzan a desvanecerse, desinflando el optimismo que ha ayudado a que la bolsa del país sea la de mejor desempeño del mundo en lo que va del año. En las últimas semanas, algunas empresas e inversionistas habían considerado un alza en los préstamos bancarios y un aumento en los precios del acero -un indicador clave para la economía altamente industrializada de China- como signos de que el gigantesco paquete de estímulo del gobierno ya estaba surtiendo efecto.
No obstante, los precios del acero han vuelto a caer y un análisis más detallado de los datos bancarios sugiere que muchos de los préstamos no impulsarán el crecimiento económico de inmediato. Mientras tanto, el comercio interno se sigue contrayendo a medida que se evapora la demanda de exportaciones chinas por parte de EEUU y Europa. A su vez, las empresas y los consumidores chinos compran menos productos extranjeros.
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Esta dinámica en los indicadores económicos chinos revela el alto nivel de entrelazamiento financiero y comercial existente en con EEUU y la UE (la primera y la tercera en el orden mundial capitalista) que las convierte casi en hermanas simbióticas: Si se cae China se cae EEUU y Europa, y viceversa. Con un PBI de US$ 7.8 billones, China es la tercera economía mundial detrás de EEUU y la Unión Europea. cuyos desarrollos productivos-altamente entrelazados al comercio chino- también afrontan desigual y combinadamente un proceso recesivo, que se proyecta en la baja de las exportaciones e importaciones a escala global.
Citando especialistas, The Wall Street Journal señala que un auténtico repunte de la economía china podría demorar meses o incluso más. "Esas son malas noticias para una economía global en la que China es la única potencia que sigue creciendo", apunta el diario financiero . "Sería un error pensar que China puede desacoplarse del resto del mundo, o cargar al resto del mundo sobre sus hombros", afirmó Bruce Kasman, economista jefe de J.P. Morgan. "Una recuperación sostenible en China depende de que haya mejores noticias globales", añade.
Los últimos datos datos refuerzan la sensación de que la actividad económica todavía no se reanima. Según los datos oficiales publicados la semana pasada, China ha reducido en febrero su superávit comercial a menos de una séptima parte en comparación con el dato registrado un mes antes.
Las cifras muestran que las exportaciones cayeron en este periodo un 25,7% interanual, hasta los 64.900 millones de dólares (millones de euros), mientras que las importaciones lo hicieron en un 24,1%, hasta los 60.540 millones de dólares (millones de euros). Las ventas en el extranjero de la tercera potencial mundial, motor de su economía, se desplomaron un 27% en febrero.
El comercio exterior totalizó así los US$ 124.950 millones en febrero, un 24,9% menos que un año antes. La producción industrial en el centro comercial de Shanghai cayó 12,7% en enero, comparado al mismo mes del año anterior, incluso después de hacer un ajuste por el feriado (aún no se han publicado las estadísticas de enero para todo el país).
Además, las importaciones cayeron 43,1% en enero en comparación con el mismo período del año previo, un descenso que sugiere que la demanda se está desacelerando. Debido a que muchas de las importaciones de China son la base de las exportaciones manufactureras del país, la fuerte baja en las importaciones está apuntando a descensos aún mayores en la actividad industrial.
Las importaciones de maquinaria y productos de tecnología avanzada cayeron bruscamente un 40%, lo que supone un desastre también para los países (sobre todo de Asia y de la Unión Europea) que venden esos componentes montados por la industrias china. La gran expansión del crédito registrada en enero --los bancos duplicaron los préstamos otorgados en enero del año pasado-- fue considerada inicialmente como una señal positiva. Otros datos, no obstante, sugieren que las empresas están acaparando el efectivo en lugar de gastarlo.
En tanto, los operadores portuarios más importantes están reportando volúmenes de contenedores más bajos en febrero en comparación a enero, escribieron en un informe los analistas de Citigroup Ally Ma y Brian Lam. Con base en estos datos y otros indicadores, un declive anual de 20% o más para las exportaciones chinas en los próximos meses "parece inevitable", indicaron los especialistas.
Los datos negativos de la economía china se suman a un escenario mundial sacudido por una crisis económica que se extiende de Europa, EEUU y los países centrales al mundo periférico emergente o subdesarrollado. Con una caída de sus exportaciones e importaciones superior al 25% anual, China profundiza su desaceleración económica y arrastra consigo no solamente a las economías de las potencias centrales, sino que además, proyecta su crisis recesiva sobre Japón y las primeras economías asiáticas altamente dependientes de su comercio exterior.
En este escenario, a la economía china, por su alto nivel de dependencia comercial con EEUU, la Unión Europea y Japón (que conforman juntos las cuatro primeras economías del mundo), y a pesar del discurso "independiente" del primer ministro chino, se le va a hacer muy difícil desprenderse de la locomotora de la crisis. Diga lo que diga el gobierno chino, la estabilidad de su economía, sus posibilidades de recaudación fiscal, dependen del comercio de exportación con países (como EEUU, la UE y Japón) que están atravesando por un proceso de recesión económica sin precedentes.
A su vez el derrumbe de la locomotora china tiene un peso decisivo sobre las abruptas caídas registradas en las exportaciones de todos los países asiáticos (China, Japón, India, Surcorea y el resto equivalen juntos al primer PBI mundial) que han conmocionado a los analistas económicos y han echado por tierra los pronósticos que aseguraban que el sistema iba a superar rápidamente la depresión global. La previsión de crecimiento en Asia para este año del FMI es de sólo un 2,7%, menos de la tercera parte del índice de crecimiento del 9% de 2007. La predicción es de un punto menos en el porcentaje total que durante la crisis financiera asiática de 1997-98.
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