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3 millones de trabajadores contra Sarkozy: Los sindicatos franceses alcanzaron hoy el objetivo que se habían fijado de lograr una fuerte movilización social para exigir al presidente Nicolas Sarkozy, por segunda vez en menos de dos meses, más medidas frente a la crisis y una mayor defensa del empleo y el poder adquisitivo de los trabajadores. El Gobierno, sin embargo, no adoptará nuevos planes para relanzar la economía.
Entre un millón doscientas mil y tres millones de personas, según las cifras de la Policía o las centrales sindicales, respectivamente, han desfilado hoy en las 229 manifestaciones que han jalonado toda Francia. Los convocantes superan así el récord alcanzado en la pasada huelga general del 29 de enero, cuando los franceses que salieron a las calles oscilaron entre el millón y los dos millones y medio.
Fortalecidos por el éxito de la jornada, los sindicatos ejercen ahora presión sobre el Ejecutivo para que tenga en cuenta sus reivindicaciones si no quiere correr el riesgo de que la creciente indignación de los trabajadores derive en expresiones más radicales.
"Si se rechaza reconocer que el uso de este derecho es suficiente, no habrá que sorprenderse de que otros pretendan utilizar otros medios de expresión", alertó el secretario general de la CGT, Bernard Thibault.
Una distribución de la riqueza más justa, detener la precariedad y la sangría de planes sociales, el cierre de fábricas, la supresión de puestos de trabajo o evitar las deslocalizaciones figuraban entre las peticiones de los miles de franceses que se unieron a las marchas, especialmente nutridas en las ciudades más castigadas por la crisis, como las del oeste del país.
Además, no sólo el sector público atendió a la consigna de las centrales sindicales y salió a la calle sino que, en esta ocasión, numerosos trabajadores del sector privado, amenazados por la perspectiva del paro, se unieron a las protestas.
En París, la manifestación que salió poco antes de las 15.00 horas desde la Plaza de la República congregó, según la Prefectura de policía, a unas 85.000 personas, cuando en enero fueron 65.000. En la cabecera de la misma se podía leer una pancarta con el eslogan 'Juntos frente a la crisis, defendamos el empleo, el poder adquisitivo y los servicios públicos'.
Mientras, en Marsella, donde los organizadores han tenido que modificar incluso el trayecto de la marcha ante la cantidad de manifestantes, salieron a las calles unas 320.000 personas, según los sindicatos, unos 30.000 según cifras de la Policía. En todo caso, se trata de una participación mayor que la del pasado enero. Los desfiles se repitieron en Burdeos, Lille, Lyon, Rennes o Estrasburgo.
Con este escenario el secretario general de la CFDT, François Chérèque, advirtió de que el "completo silencio tanto del Gobierno como de la patronal" no debería ser la respuesta a esta "exitosa jornada" de movilización nacional.
"En esta jornada, no nos contentamos con protestar. Hacemos propuestas concretas y el Gobierno, que las conoce desde hace varios meses, debe respondernos muy seriamente", agregó.
Mientras, para el responsable de Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, hay sobre todo un "fuerte sentimiento de injusticia social" ante el cual el Gobierno debe responder. "No puede quedarse en el autismo", dijo.
Sin embargo, el Gobierno parece dispuesto a aguantar el pulso y en una intervención televisada, el primer ministro francés, François Fillon, descartó, como había adelantado durante los últimos días, nuevos planes de relanzamiento económico escudándose en que en una crisis de esta envergadura "hay reestructuraciones necesarias".
Además, intentó orientar la cólera de los trabajadores hacia los directivos que tienen, dijo, que "entender" que la gravedad de la crisis les obliga a dejar de tener unos salarios "astronómicos".
A media tarde era el portavoz del Ejecutivo, Luc Chatel, quien recordaba que las medidas sociales acordadas por el presidente Sarkozy tras la reunión celebrada con los agentes sociales el pasado 18 de febrero se pondrían en marcha "rápidamente" a partir de abril y escalonadas hasta el mes de junio. "Es por lo tanto una verdadera respuesta a la inquietud de los franceses sobre el poder adquisitivo", dijo.
No obstante, consciente de la impaciencia de los trabajadores, el Gobierno ha comenzado a insertar una publicidad institucional en la prensa sobre las medidas "excepcionales" que se acaban de tomar para "los franceses más afectados por la crisis". El anuncio invita a conocer estas medidas en la página web del primer ministro, bajo la cual reza el eslogan 'Medidas inmediatas. Medidas justas' al lado del escudo republicano.
LIMITADA INCIDENCIA DEL PARO
Por lo demás, la jornada de huelga general que vivió hoy Francia se ha visto marcada, además de por la fuerte movilización, por una limitada incidencia de los paros, que tuvieron un seguimiento menor que en la convocatoria del pasado 29 de enero y cuyo impacto es mitigado por los servicios mínimos.
En la compañía nacional de ferrocarril, SNCF, el nivel de seguimiento fue del 35,9%, mientras que los sindicatos hablaban de un 41%, una cifra similar a la de enero. En el caso de la Red de Transportes del área metropolitana de París (RATP), los huelguistas eran al medio día un 12%.
En la eléctrica EDF, la tasa del 17,5% de paro se quedaba también por debajo del 23% que se alcanzaba a la misma hora en enero. Uno de los sectores con mayor seguimiento ha sido el de la enseñanza, donde a media mañana estaban en huelga el 35,10% de los profesores de primaria y el 25% en secundaria, según datos del Ministerio de Educación, cifras inferiores a las de hace mes y medio.
La dirección de France Télécom contabilizó un 25% de huelguistas al medio día, casi el mismo nivel que en enero. Mientras, los funcionarios en paro hoy eran el 19,5% frente al 23% en la anterior jornada de protesta. En los hospitales, el seguimiento del personal funcionario era del 18,2% , también menos que el 21,3% que se puso en huelga en enero. Las radios y televisiones públicas se sumaron igualmente al paro.
En el transporte aéreo la huelga provocó la anulación de casi el 30% de los vuelos programados desde el aeropuerto parisino de Orly y el 10% de los operados desde el Charles de Gaulle, según los datos de la Dirección General de Aviación Civil.
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