El fabricante estadounidense de automóviles General Motors (GM) reconoce "una duda sustancial" sobre su supervivencia y no descarta el ponerse bajo la protección de la ley de quiebras, según indicó en su informe anual remitido al regulador de los mercados estadounidenses, la Securities Exchange Commission (SEC).
En él, considera, junto a su auditor, Deloitte & Touch, que la bancarrota es una posibilidad en su Plan de Viabilidad, tal y como fue enviado al Congreso, no funciona, y también depende en gran medida de que logre aumentar sus ventas. La compañía apenas pudo escapar de la bancarrota el año pasado, cuando recibió fondos de emergencia del Gobierno, y podría acabar así si no recibe más, avisa la compañía. Para obtener el dinero, debe convencer al Tesoro de que el citado plan es viable. GM (GM.NY ), según el comunicado, busca 30.000 millones de dólares en total en préstamos de EEUU, así como préstamos de otros países como Alemania, Reino Unido, Suecia y Tailandia por valor de otros 6.000 millones de dólares. Su superviviencia también depende de su capacidad para obtener financiación y liquidez para reestructurar su deuda, reducir costes y convencer a los consumidores de su viabilidad. Aunque la advertencia podría resultar obvia, tiene un efecto real en la relación de General Motors con algunos de sus acreedores. Los términos de algunos de sus acuerdos permiten a algunos demandar un reembolso inmediato si un auditor expresa sus dudas sobre la viabilidad de la compañía. La compañía ha conseguido aplazar algunos pagos, pero con la provisión de que podrían ser demandados si el Tesoro no aprobaba su Plan de Viabilidad.
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