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EXISTE DEBILIDAD EN LA EUROZONA
La crisis económica que golpea al otro lado del Atlántico es, sin duda, una mala noticia ahora que la economía mexicana comenzaba a diversificar sus exportaciones a la Unión Europea, y que confirmaba que no sólo en EU los productos nacionales pueden encontrar mercados. El gobernador del Banco Central Europeo, Jean Claude-Trichet, ha reconocido que la zona euro está "enfrentando un episodio de actividad débil" y, por esta razón, las proyecciones se han alborotado, lo que ha provocado la revisión al alza de la estimación de la inflación a un rango de 3.4 a 3.6% para 2008 y de 2.3 a 2.9% para 2009.
La previsión para el crecimiento económico de la zona ha descendido, pues ahora se espera que se expanda a una tasa de 1.1 a 1.7% para el año en curso y de 0.6 a 1.8% para 2009.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), también revisó cuatro décimas a la baja su proyección para el crecimiento de la eurozona desde 1.7% hasta 1.3%.
Pero no sólo la desaceleración económica afecta a la zona euro, paradójicamente también los intentos por rescatarla. El pasado 7 de septiembre, cuando el gobierno de George Bush decidió finalmente salvar a las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac -con una inyección de hasta 200,000 MDD para evitar su quiebra - el hasta ahora invicto Rey de las divisas sufrió una de sus más severas embestidas. El euro amaneció el 8 de septiembre con un nuevo nivel frente al dólar regresando a su paridad de hace un año en 1.41 y un ajuste de 11.3% respecto a su máximo histórico del 11 de julio. Con estos pronósticos, el consumo pero sobre todo la inversión dentro y fuera de la región se verán definitivamente afectados y revertirían sus tendencias positivas.
De acuerdo con la Delegación de la Comisión Europea en México, el intercambio comercial entre México y la UE se ha incrementado en los últimos nueve años a una tasa de 172%, tomando en cuenta la reciente relación entre ambas zonas a partir de la firma de un Tratado de Libre Comercio. Para este año se estimaba que las ventas de productos y servicios de origen mexicano a la UE crecerían a una tasa de 52%. Las cifras, dicen los analistas, podrían ajustarse y palidecer frente a los resultados de años anteriores. En 2007, las exportaciones de productos mexicanos superaron los 16,000 MDD. De 1999 a 2007, las exportaciones mexicanas a la UE habían crecido a una tasa anual promedio de 13.6%. Los sectores que mostraron una mayor dinámica fueron: petróleo, equipo de transporte, maquinaria y equipo, metales comunes, así como productos agropecuarios y textiles, que de manera conjunta sumaron 78.9% del total de las exportaciones.
Pero ahora, bajo el nuevo escenario de menor crecimiento, que según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) podrían presentarse durante los próximos tres trimestres, la relación de la zona euro con países emergentes tendría que revisarse.
Hasta ahora, la resistencia que había mostrado la zona euro y la fortaleza en su paridad cambiaria había ayudado a intensificar las exportaciones mexicanas hacia plazas clave como Alemania, Reino Unido y Francia, que son las que han recibido el mayor número de bienes finales. Los beneficiados tienen nombre y apellido. Uno de ellos es la compañía Volkswagen, que en México produce el modelo "New Beetle" y que le ha permitido registrar notables flujos hacia Alemania. Mientras tanto, empresas mexicanas como Grupo Vitro y Cemex han fortalecido sus inversiones en la región. Por su parte las europeas, desde el sector financiero, de bienes de consumo y en la industria de la construcción, habían aprovechado el momento de fortaleza del euro para invertir más allá de sus fronteras. Sin embargo, de acuerdo con un reporte de la agencia Bloomberg, las empresas europeas podrían estar viviendo tiempo prestado.
Diez años de invertir más de lo que han ganado ha cargado de deuda a las compañías en el área del euro de 15 países, con lo que su colchón es más delgado que el de sus competidores de EU y Japón ahora que la economía mundial está desacelerándose. Empresas como Renault SA de Francia y Thomson SA se encuentran bajo presión para reducir las contrataciones y los gastos de capital a fin de poder cubrir sus crecientes pagos de intereses al tiempo que la desaceleración reduce sus utilidades. Sin duda, los tiempos difíciles están aquí.
11 sept 2008
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