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La fuerte subida de la bolsa en marzo (un 8,5% en el caso del S&P 500) no ha tenido detrás, desde luego, las insistentes recomendaciones basadas en la altísima rentabilidad por dividendo de la bolsa -a cuántos analistas no habremos escuchado decir eso-. Porque el primer trimestre de 2009 ha registrado la mayor caída de los dividendos en EEUU desde que Standard & Poor's empezó a registrar estas cifras allá por 1955.
Las empresas anunciaron 46 reducciones de dividendos por un importe total (récord histórico, por supuesto) de 42.000 millones de dólares en el primer trimestre. Y lo peor está por llegar: las expectativas son de otro recorte del 18% en los pagos reales en el segundo trimestre, la mayor caída desde el 24,4% en que cayeron en el tercer trimestre de 1958.
Detrás de este descenso histórico está el deterioro de los beneficios empresariales -cuando no directamente la entrada en pérdidas, muy frecuente en sectores como el bancario o el automovilístico- en los últimos meses. Pero no sólo eso. La falta de claridad sobre el escenario económico mundial es tal que las compañías prefieren pecar de prudentes y guardar toda la liquidez que puedan por si la recesión es tan larga y profunda como temen los más agoreros.
El recorte masivo comenzó el año pasado, cuando se anunciaron 61 rebajas de dividendos por importe de 40.300 millones de dólares. En marzo ha habido algunas señales para la esperanza: siete empresas han aumentado sus dividendos, incluyendo una subida del 14,7% por parte de Wal-Mart y del 12,1% en el caso de Staples.
Como es fácil de imaginar, el sector financiero ha dominado la caída de los dividendos: la mitad de las 12 firmas que los han recortado en marzo eran financieras. La palma se la han llevado Wells Fargo, con un recorte del 85,3%, y U.S. Bancorp, con un 88,2%.
Por si todo esto fuera poco, en el último trimestre de 2008 las recompras de acciones -la otra gran vía de remunerar al accionista- se redujeron todavía más que los dividendos porque las empresas prefirieron guardar capital ante la recesión y la incertidumbre sobre sus ingresos futuros.
Las empresas no justifican el rally... ¿O sí?
Así pues, las expectativas de dividendos y de resultados en el segundo trimestre no parecen justificar la continuidad del rally de marzo. Es más, este rally no ha impedido que el primer trimestre fuera el sexto consecutivo de pérdidas para las bolsas, un récord negativo que sólo se había alcanzado entre 1968 y 1970. Por tanto, visto con perspectiva, este rally parece más una corrección alcista antes de retomar la tendencia bajista principal que un cambio de tendencia.
Ahora bien, los lectores de Bolságora saben que hay elementos técnicos para pensar en un suelo del mercado, al menos a medio plazo. Y se supone que la bolsa no sólo mira al siguiente trimestre, sino mucho más allá. Y es posible que empiece a descontar que lo peor ya ha pasado en la economía, aunque la recuperación vaya a ser lenta y vayamos a tardar mucho en ver una recuperación de los resultados empresariales y de los dividendos.
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