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Había tanta ansiedad en el mercado por la incertidumbre sobre los test de estrés de los grandes bancos que la tensión tenía que estallar. Ya hubo un amago la semana pasada cuando un blog publicó que los resultados arrojaban que sólo tres de las 19 entidades examinadas son solventes, lo que provocó cierto pánico puntual que no fue más allá.
Esperando a la Fed: emitirá su comunicado a las 20:15 horas.
Pero ayer no fue un blog poco creíble, sino The Wall Street Journal, el que desveló que Bank of America y Citigroup tendrán que ampliar capital para mantenerse solventes.
Una noticia que provocó una fuerte recaída de ambos habida cuenta de que es virtualmente inviable que estas dos entidades apelen al mercado en busca de nuevo capital, lo que deja como única alternativa una nueva inyección de dinero público (Citi dijo anoche que no piensa utilizar esa vía, pero si no le queda otro remedio, tendrá que hacerlo).
El gran competidor del WSJ, el Financial Times, criticó ayer duramente la filtración de esta información tan sensible y pidió al Tesoro que haga públicos de inmediato los resultados de los test para evitar varias sesiones que pueden ser dramáticas en bolsa al albur de las noticias y los rumores sobre los mismos.
Ahora bien, hay quien piensa que esta situación puede ser una estrategia del Gobierno para sembrar primero la inquietud y luego tranquilizar a los mercados, y evitar así un verdadero pánico a cuenta de los test de estrés.
Dave Kansas, en el blog Marketbeat del propio WSJ, opina que "los reguladores, con su borrosa idea de la transparencia, harán todo lo que puedan para filtrar los peores aspectos de los resultados. Así sortearán las noticias problemáticas, como han hecho hoy (por ayer) con la necesidad de más capital de Citigroup y Bank of America, y los propios resultados de los test no serán muy sorprendentes", explica.
"Habrá algunos titulares, claro que sí, y un poco de debate sobre la necesidad de más miles de millones, pero los escenarios apocalípticos no tendrán lugar porque los políticos no quieren que tengan lugar", añade.
Su previsión es que la semana va a ser una repetición de la reciente temporada de resultados de los bancos. Es decir, espera que la publicación oficial de los test sea recibida con alivio por los mercados, al darse cuenta de que la situación no es tan dramática como daban a entender noticias como la de ayer. Eso sí, luego volverán a preocuparse sobre si la información que les están dando el Gobierno y los propios bancos es fiable o no.
"Esta es desgraciadamente la realidad cuando la transparencia es arrinconada a favor de hacer que la gente se sienta mejor", concluye.
No habrá una catástrofe
Más allá de esta posible estrategia de comunicación, que puede tener sentido, la reacción de ayer del mercado es muy aleccionadora. Citi y Bank of America cayeron con fuerza, pero en unos porcentajes alejadísimos de los derrumbes de otoño pasado, en lo más duro de la crisis: bajaron el 6% y el 9%. Lo cual nos indica que la confirmación de estas informaciones, aunque no sea recibida con alivio como espera Kansas, no tiene por qué provocar una catástrofe.
¿Cómo se explica esto? Por un lado, a pesar de la recuperación desde los mínimos de marzo, los bancos arrastran caídas de tal calibre en bolsa que descuentan escenarios incluso peores que una nueva inyección de capital público. Por otro, si todos los desastres que les han ocurrido hasta ahora a los bancos no han provocado la huida masiva de sus clientes, estos test tampoco lo harán. Y quizá más importante: el mercado ha asumido el mensaje de que el Gobierno no va a dejar caer más entidades, y que va a hacer todo lo que haga falta para ello; dicho de otro modo, está convencido de que el 'plan Geithner' va a funcionar. Con esa seguridad, a partir de ahora las cosas sólo pueden ir a mejor.
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