26 mar 2009

Obama y..."el camino al infierno"


loultimoenpolitica.blogspot.com

La presidencia checa de la Unión, encarnada en el dimisionario primer ministro Mirek Topolanek, violó ayer toda consideración diplomática y plantó inesperadamente cara a la estrategia de Barak Obama contra la crisis. Topolanek aseguró ante el Parlamento Europeo que el paquete de medidas concebido por EE UU es "el camino al infierno".


Aunque en checo la expresión tiene menos carga de la que adquiere en otras lenguas, incluido el inglés de Obama, Topolanek dejó bien claro lo que piensa: "El mayor éxito de la UE es la negativa a ir por esa vía". En sus notas figuraba una expresión que se ajusta más a "camino al desastre". En su comparencia ante la Eurocámara para comentar los resultados del Consejo Europeo de la semana pasada, que discutió la estrategia a seguir ante la crisis y con qué voz acudir a la reunión del G-20 de Londres, Topolanek celebró que la UE hubiera decidido no seguir la senda marcada por Obama. "Los norteamericanos necesitarán liquidez para financiar todas sus medidas y las financiarán con la venta de bonos. Ello socavará la estabilidad de los mercados financieros internacionales", aseguró. "Estados Unidos repite los errores de los años treinta, como las tendencias proteccionistas, la campaña a favor del Compre productos estadounidenses, etcétera".

Hasta ahora había habido resistencias a seguir las indicaciones de Washington, pero sin emplear un lenguaje tan nítido. Topolanek, un liberal de la vieja escuela en lo económico, recela del intervencionismo socialdemócrata de Obama y de sus afines, como el británico Gordon Brown.

Al alemán Martin Shultz, líder de los socialistas en la Eurocámara, que tanto confían en Obama, le chocó que se atacara la magia del presidente norteamericano. "Usted no representa en esto al Consejo [Europeo], se representa a sí mismo". El choque casi llegó a mayores, evitadas porque Topolanek dijo que no iba a caer en provocaciones verbales, como cayera hace unos años Silvio Berlusconi ante el mismo Shultz.

El choque ideológico izquierda-derecha se produce en medio de la incomodidad institucional creada por una presidencia checa de por si complicada con el euroescepticismo de Václav Klaus y aún más devaluada por la derrota parlamentaria de Topolanek. Hay muchas cosas en juego, la más inminente la ratificación en Praga del Tratado de Lisboa, pendiente de su aprobación por el Senado checo.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, tuvo que ponerse de rodillas ante un Topolanek que había hecho saber hace días que si él caía su partido bloquearía la ratificación. "Pedimos a todos los dirigentes políticos checos que no tomen como rehén el Tratado de Lisboa", imploró Barroso. "Espero que no se utilice la política interna para poner en tela de juicio el tratado".

En la República Checa, izquierda y derecha han elegido el Tratado de Lisboa y el escudo antimisiles acordado por Topolanek con George Bush como campos de batalla en los que no hacer prisioneros. A la negativa de la izquierda a aceptar el acuerdo sobre misiles -que Obama tampoco termina de ver claro, en contra de los deseos de Topolanek- responde la derecha negándose a aceptar Lisboa.

El tratado, precisamente, acaba con las presidencias semestrales y rotatorias de la UE y establece una fija, que encarnaría una personalidad de calado que se convertiría en el rostro de la UE ante el mundo. Nicolas Sarkozy, que demostró en el anterior semestre de lo que puede ser capaz un presidente con lo que hay que tener, insistió en la urgente necesidad de aprobar Lisboa para ordenar las cosas en la UE.

De momento, la Unión está sumida en el esperpento: exabruptos verbales como los de Topolanek y un presidente de turno al que no quieren ni en su país que representa a los Veintisiete en la cumbre del G-20 y que hará de anfitrión del Obama-camino-del-infierno en la cumbre de la Unión con EE UU el 5 de abril en Praga.

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