26 mar 2009

EEUU: Congreso puede rechazar el Plan Obama de "rescate tóxico"

loultimoenpolitica.blogspot.com

Parece que en los últimos días el deporte internacional (vivimos en un mundo global) ha sido poner en duda el nuevo plan de rescate bancario de EEUU. Premios Nobel, analistas, políticos, comentaristas, etc. han llegado a decir que es una tomadura de pelo, o que supone tirar miles de millones más a la basura; como mínimo, que aunque la idea es buena, no va a funcionar.


Y eso que se trata del plan más serio y con mejor pinta de los presentados hasta ahora; al menos, el único que ofrece una solución que puede ser definitiva. Si funciona, claro.

Pero a esta avalancha de críticas hay que sumar un peligro más importante que puede hacer que el plan ni siquiera vea la luz: que lo rechace el Congreso de EEUU. Recuerden que el anterior secretario del Tesoro, Paulson, tuvo que pasar la pena negra para que le aprobasen el suyo, el famoso TARP.

¿Por qué iba a rechazar ahora el Congreso el plan? Como argumentos, tiene las principales críticas vertidas sobre el mismo: que los activos tóxicos no lo son por la iliquidez del mercado o la irracionalidad de los inversores, sino por la morosidad de los créditos subyacentes; que la solución a los problemas creados por el exceso de apalancamiento no se resuelven con más apalancamiento; o que no establece a qué precio deben comprarse esos activos a los bancos.

Pero el verdadero escollo es que el plan basa su éxito en alinear los intereses del sector privado y el público, y eso es algo casi imposible por definición. Los poderes públicos quieren solucionar el problema sin quedarse atrapados en los restos humeantes del naufragio de bancos enormes y enormemente complicados. Eso requiere comprar los activos de las firmas con problemas rápidamente y al precio más alto posible.

Por el contrario, los inversores privados quieren ganar dinero. Y la mejor forma de conseguirlo es retrasar las compras para hacer bajar los precios, y hacer que el Gobierno cargue con la mayor parte de las pérdidas posible. La zanahoria que ofrece Obama a los inversores es la posibilidad de grandes beneficios gracias a las garantías gubernamentales y a una aportación igualitaria de capital entre el sector público y el privado. El problema es que el Congreso ha demonizado al sector bancario y ha aprobado la expropiación a posteriori de sus bonus.

Para que el plan funcione, el Gobierno tiene que crear grandes expectativas de ganancia y buscar en los lugares donde todavía hay dinero disponible, como los fondos soberanos. Si tiene éxito, es posible que el Congreso llame a declarar a los que se beneficien de esta operativa e incluso que trate de quedarse con una parte.

Si no atrae inversores, fustigará a los bancos

Y si la zanahoria no funciona, tendrá que usar el palo: recuerden que 19 de los mayores bancos han sido sometidos a pruebas de estrés para comprobar su situación de capital. Vincent Reinhart opina en el Wall Street Journal que el objetivo de estas pruebas no es el declarado, sino servir de excusa a los reguladores para que el regulador imponga al sector nuevas inyecciones de capital, fusiones forzosas y otras soluciones para sanear sus balances. Lógicamente, esta amenaza hace que a los banqueros les interese mucho atraer capital privado para que compre sus activos, y eso significa que bajarán los precios lo que sea necesario.

Sea como fuere, el ciudadano americano no parece dispuesto a aceptar que su Gobierno tenga que asumir grandes pérdidas para relanzar los mercados financieros. Y mucho menos aceptar que los hedge funds, los vehículos más demonizados al ser considerados culpables del desplome de los mercados (aparte de ser caldo de cultivo para fraudes como el de Madoff), van a ganar mucho dinero con este plan porque el Gobierno necesita atraer su dinero si quiere salvar a la banca. Atentos al paso del plan por el Congreso, porque puede morir allí.

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