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Los bancos centrales han puesto en marcha la máquina de imprimir billetes para intentar reactivar el crecimiento. Medidas cuantitativas, llaman a este recurso. Pero, cuidado, del mismo modo que el dinero no da la felicidad... tampoco garantiza salir de la crisis. Era el recurso que les faltaba. Siempre lo tienen a mano, pero sólo lo emplean en condiciones excepcionales. Y las actuales lo son.
Varios de los principales bancos centrales del mundo han pulsado el botón de la máquina del dinero para inyectar directamente billetes y monedas en el bolsillo de los ciudadanos. Técnicamente, se les conoce como medidas cuantitativas, y esconden más complicaciones de las que parece.
¿Qué suelen hacer los bancos centrales para reactivar la economía?
Bajar los tipos de interés. Cuando la economía se frena y las presiones inflacionistas se relajan, los bancos centrales reaccionan con recortes del precio del dinero. Con ello, pretenden reactivar el crecimiento ya que una reducción de los tipos abarata la carga financiera que ya poseen las familias y las empresas y facilita el acceso a nuevos créditos.
¿Han bastado estas medidas?
No. Los bancos centrales han rebajado los intereses a niveles históricos. Ni la Reserva Federal (Fed) de EEUU ni el Banco de Inglaterra ni el Banco Central Europeo (BCE) habían tenido los tipos en cotas tan reducidas con anterioridad. Pero no ha sido suficiente. La habitual transmisión de la rebaja del precio del dinero no se ha ejecutado porque las entidades financieras, castigadas por la crisis, no las han trasladado a los clientes. Otros esfuerzos, como las continuas inyecciones de liquidez que han suministrado a las entidades, tampoco han traspasado la barrera de los bancos, ya que éstos las han empleado para reforzar sus balances.
¿En qué consisten las soluciones cuantitativas?
Como la medicina convencional no ha bastado, los bancos centrales han recurrido a medidas más heterodoxas, las denominadas cuantitativas. En concreto, se han comprometido a comprar deuda pública y privada en el mercado. Lo hacen para inyectar más dinero en la economía. El efecto perseguido es sencillo. Si usted, por ejemplo, ha invertido en bonos del Estado a cinco años, no puede ir con estos papelitos a la frutería para comprar fresas. En cambio, si las autoridades se los compran, usted pasa a tener dinero en el bolsillo con el que sí puede hacer compras. El secreto radica en que ese dinero, que estaba fuera de circulación, es introducido en el sistema con el objeto de fomentar el consumo.
¿Qué bancos centrales las han activado?
Fundamentalmente cuatro. La Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco de Suiza y el Banco de Japón. Todos ellos han anunciado ya su disposición de comprar deuda pública y privada en el mercado secundario. Fuente: elEconomísta
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