9 feb 2009

El fascismo es un casi seguro ganador en las elecciones de Israel


loultimoenpolitica.blogspot.com

El gran fenómeno de estas elecciones (martes) en Israel podría ser, según los sondeos, la confirmación del partido de derecha "Israel Beiteinu" (Israel nuestro hogar), encabezado por Avigdor Liberman, como la tercera fuerza política del país, superando inclusivo al laborismo y quitándole votos también al Likud. Si gana el Likud (derecha) Liberman será su aliado de coalición; y si gana el Kadima, también. De una o de otra forma el fascismo estará presente en el gobierno de Israel y no se debe olvidar que Liberman rechaza un Estado Palestino, pretende sacar de circulación a Hamas y Gaza y no duda en "confrontar" con Egipto, que fue, el primer país árabe en firmar la paz con Israe.

La personalidad del jefe del partido- casi el único de la lista que es realmente conocido- es objeto de gran polémica en Israel. Llegado hace 30 años de la extinta Unión Soviética, Avigdor Liberman, de 50 años, estudió Relaciones Internacionales, se sumó al partido Likud, y se desempeñó como director de la oficina de Benjamin Netanyahu cuando éste fue primer ministro. Tiempo después formó su propio partido, Israel Beiteinu: En primera instancia, la organización atraía más que nada a los inmigrantes de la ex URSS, a los que garantizaba un marco político para que se sintieran "en casa". Pero el discurso político de Liberman, su posición de extrema derecha y su tono desafiante, atrajo a gente de otros ámbitos. Últimamente, su posición terminante ante los palestinos y muy especialmente su exigencia de que los árabes ciudadanos de Israel manifiesten lealtad al Estado, le ganó el apoyo de numerosos jóvenes. Según los sondeos, podría llegar a recibir no menos de 14 escaños (hoy tiene 11) de los 120 del Parlamento (Kneset), aunque hay quienes dicen que podría hasta superar los 20.

¿Pero quién es?

Por un lado, va ganando terreno con gran celeridad. Por otro, sigue teniendo la imagen de figura misteriosa a la que no se conoce a fondo. En los diferentes programas de sátira política en la televisión israelí, su personaje es un elemento dudoso, de aspecto extraño y cara de pocos amigos. Su fuerte acento ruso en hebreo es exagerado en esos programas, tal cual se hace con toda caricatura, y eso lo hace aún más antipático a quienes lo critican... o le temen. "No confiaría en él los secretos del Estado", escribió el periodista Amnon Abramovitz, al contar que Liberman, en viajes de negocios particulares, pasa meses en el exterior, en países de la antigua Unión Soviética, con lo cual, aún sin decirlo explícitamente, deja la sensación de que hay motivos para sospechar de él. Quienes le critican, tanto por su estilo como por su mensaje duro contra los líderes de la población árabe-israelí, a los que llama de "agentes del enemigo", le tildan de "racista" . Pero quienes le apoyan, sostienen que es "el único que osa decir la verdad". En opinión de Ira Sharkansky, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Lieberman "es un poco de ésto y un poco de aquello".

Los que lo conocen

Danny Ayalon, ex embajador de Israel en Washington y hoy candidato en la lista de "Israel Beiteinu", sostiene que "se presenta a Liberman y al partido en forma equivocada". En conversación con BBC Mundo, rechaza totalmente el calificativo de "racista anti-árabe" que algunos críticos le han endilgado. "No hablamos contra los árabes como tales. En absoluto. Sino que sólo exigimos que los ciudadanos árabes de Israel no se alíen con el enemigo, que no vayan al exterior a encontrarse con sus líderes, que no llamen a destruir a Israel como Estado judío, y que no ataquen al Estado o su gente", sostiene. En cuanto al llamado a que, cuando haya un Estado palestino, los árabes de Israel vivan en ese territorio y no dentro de Israel, Ayalon aclara: "Nadie está hablando de poner a la gente en camiones y sacarla de aquí. En absoluto. De todos modos, el tema del Estado palestino es ahora irrelevante porque del lado palestino no hay con quién hablar y es imposible llegar a un acuerdo". El diputado Israel Hason, de Kadima, que fue antes co-partidario de Liberman, dijo que se sumó en su momento a "Israel Beiteinu" porque le pareció importante y adecuada la política que llamaba a una posición firme sobre seguridad nacional. "Pero luego capté algo que me preocupó y por eso me fui: la falta de dinámica democrática en el partido, donde él decide solo, y la tendencia extremista que fue adquiriendo, que no me gustó para nada".

¿Cuestión de tiempo?

Zeev Bielski, candidato de Kadima, sostiene que "recordamos para bien los tiempos en los que el partido de Liberman era miembro de la coalición". En una entrevista, Bielski comenta que "era mucho mejor trabajar con ellos que con el laborismo, en cuyas votaciones no se puede confiar; una vez apoyan, otra no; otra están divididos". Pero Liberman dejó el gabinete, por diferencias ideológicas. Oficialmente, se opone a un Estado palestino en la situación actual, aunque nunca ha descartado una negociación. No está a favor de desmantelar asentamientos ni duda en chocar frontalmente con Egipto, el primer país árabe que firmó la paz con Israel, criticando abiertamente -como hizo hace pocos meses- al presidente Husni Mubarak y preguntándose retóricamente: "¿quién es él como para que todos los políticos israelíes se arrastren a El Cairo a verle?". Con ese enfoque de fondo, puede que logre formar alianzas de unidad nacional con Kadima o Likud, según quien resulte electo. Pero dado que ambos partidos alegan que su intención es avanzar hacia la paz, aunque cada uno con sus matices y limitaciones, una confrontación con Liberman podría ser sólo cuestión de tiempo.

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