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No es ningún secreto que el sector automotriz sufre una hemorragia financiera difícil de contener. Con los dos gigantes norteamericanos, Chrysler y General Motors (GM), al borde del abismo, el panorama no es nada halagüeño. El último disgusto lo ha dado la GM, que ha presentado los resultados de 2008 con pérdidas de 30.900 millones de dólares (24.100 millones de euros). Europa teme el despido de 47 mil trabajadores de cuatro países; todos de GM.
Del otro lado del océano atlántico miles de trabajadores no pestañean mientras esperan a ver qué paso da la administración Obama para tender una mano al sector. Están en juego 30.000 millones de dólares en ayudas. Pese a todo, pocos esperan que, entre los planes del nuevo presidente, esté el de salvar a cabezas en el Viejo Continente. De ahí que los trabajadores europeos de GM se hayan puesto manos a la obra para sacar adelante un plan B que evite el desastre. En España, sólo en la planta de Figueruelas (Zaragoza) trabajan 7.500 personas. ¿La solución? Segregarse de la empresa matriz. Nos lo cuenta Pedro Bona, el único representante sindical español en el Comité Restringido de la General Motors en Europa, y uno de los artífices del plan. Si esto ocurre, los distintos gobiernos europeos podrán imitar a Estados Unidos. Allí, el rescate del sector automotriz es un asunto de Estado (la columna vertebral de la economía imperial) y, sobre todo, un quebradero de cabeza para Obama. El mandatario trata de lidiar entre aquellos que se llevan las manos a la cabeza sólo de pensar en salvar al sector automotriz—incluso existen expertos que aseguran que ni con los fondos públicos podrán evitar la suspensión de pagos— y los que piden urgentemente un salvavidas para las 92.000 personas que trabajan en la compañía en el país. De momento, se ha creado un equipo de máximo nivel encabezado por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, encargado de lidiar con los directivos de las dos compañías que estén al borde del abismo, que hoy mismo se ha reunido con los tres principales ejecutivos de GM. Debaten el plan de viabilidad, 30.000 millones de dólares que, según la empresa, son "su única esperanza de supervivencia". Los miembros del comité de GM en Europa miran estas ayudas con escepticismo. Para ellos, este plan no los suscita ninguna "esperanza" ya que, para empezar, prevé el cierre de cuatro plantas en este territorio. Así lo asegura Bona, que está convencido de que Estados Unidos no va a soltar su dinero para ayudar a los europeos. "Están pidiendo dinero para llevar adelante a 47.000 despidos, de los cuales la mitad serán aquí", explica el secretario de UGT en GM, que habla del "durísimo ajuste" que la compañía quiere realizar en Europa. De ahí que la solución sea desgajarse del gran iceberg. De esta forma, los países europeos podrán asegurarse que las ayudas que entreguen a GM sean única y exclusivamente para salvar a los empleados patrios. De momento, todo pende de un hilo. La cuestión se debatió el martes pasado en una reunión del comité con los directivos de la empresa en la ciudad alemana de Rüsselsheim. "La empresa volvió a decir que para salir adelante hay que cerrar fábricas o venderlas y el comité europeo le ha dicho que para eso no van a obtener dinero de los gobiernos" explica Bona, el único asistente español a esta reunión. Según él, la segregación es la única propuesta que todas las partes han contemplado con atención. Todos han quedado a la espera de los números del plan de viabilidad que la consultora externa Management Engineer les traerá el 3 de marzo. Bona adelanta que en estos "números" se contemplarán tres cosas:
- Los 1.200 millones de dólares que la compañía necesita para afrontar gastos urgentes en Europa.
- El presupuesto necesario para comenzar a generar beneficios.
- Las cifras que garantizarán la sostenibilidad en el futuro
No tardaremos en ver estas cifras. Será el próximo martes, cuando el comité vuelva a reunirse. "Con estos números iremos a los gobiernos", señala Bona. Alemania, Bélgica, Reino Unido, Polonia y España y, sobre todo Suecia, que se encuentra en estos momentos tratando de salvar Saab, en quiebra desde hace unos días. En España, algunos representantes de administraciones locales ya han mostrado su apoyo a este plan. Es el caso del alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, que se ha mostrado partidario de la segregación y que hoy mismo ha acudido a una manifestación de trabajadores en la planta zaragozana. En otros países, como Alemania, no es la primera vez que se habla de segregación. Directivos de Opel ya pidieron permiso a GM hace unas semanas para abrir la puerta a capital de nuevos socios en la compañía. "Para nosotros solo hay una perspectiva de futuro y esa nos lleva a un modelo europeo", afirmaba solemnemente el presidente del comité europeo de GM, Klaus Franz. Sin embargo, en Estados Unidos no ven esto con buenos ojos y muchos analistas ya se han pronunciado en contra de la separación asegurando que Opel y GM están demasiado "integradas". Ahora bien, la gran pregunta es, ¿aceptará GM este plan? Según Bona, "la empresa matriz va a tener pocas opciones" ya que, aunque "las plantas de Europa son las que más les convienen, no tienen liquidez para sostenerlas". El representante español del comité de GM en Europa lo tiene claro: la segregación será complicada, pero tiene que hacerse. "Si esto no pasa, GM no tardaría en cerrar Europa", sentencia.
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