18 ene 2009

Gas/europa No hubo acuerdo, pero lo habrá


loultimoenpolitica.blogspot.com

La "última oportunidad" que la UE otorgó para que Rusia y Ucrania se pongan de acuerdo terminó en fracaso. De nada sirvieron las amenazas de Bruselas, que aseguró que revisaría "punto por punto" la relación con ambos países. Los primeros ministros Yulia Timoshenko y Vladimir Putin no lograron en la cumbre de Moscú ni solucionar su disputa comercial ni evitar que el desacuerdo afecte a los 18 países europeos que hace 11 días vieron cerrarse la canilla de gas ruso.

Foto: La Timoshenko y Putin mantuvieron las diferencias

La única esperanza que queda es que ambos problemas puedan solucionarse al mismo tiempo en un acuerdo que, al margen de la cumbre, discutieron ayer Putin y Timoshenko. "Estoy seguro de que próximamente será resuelto no sólo el problema del tránsito, sino también el de los suministro de gas a Ucrania", aseguró el presidente ruso, Dimitri Medvedev, que prevé el restablecimiento "en los próximos días". Fuentes comunitarias reconocieron que el encuentro terminó en fracaso, "porque no se ha logrado nuestra prioridad: restablecer el flujo de gas". Sin embargo, el ministro checo de Energía, Martin Riman, que representó a la presidencia de la UE en la reunión, coincidió con Medvedev en la posibilidad de que las negociaciones entre Putin y Timoshenko deriven en un acuerdo. Ambos dirigentes tienen sobre la mesa la ruta para el re-inicio del bombeo hacia Europa y cómo costear el llamado gas técnico, el que mantiene la presión de los gaseoducto. Un consorcio europeo formado por especialistas de Alemania, Francia, Italia y Austria podría hacerse cargo del pago de ese gas, un 8% del que circula por las tuberías ucranianas pero que Kiev se niega a suministrar. Esta solución, propuesta por Medvedev, podría contar con un crédito europeo a Ucrania por valor de 1.000 millones de dólares. Estos detalles técnicos desconcertaron a los observadores europeos que habían logrado un acuerdo sobre el control del flujo del gas que Ucrania desviaba para su propio uso. Pese a estos avances, la crisis no se cerrará hasta lograr un acuerdo sobre el precio que Ucrania debe pagar en 2009. Moscú pide ahora 450 dólares por cada 1.000 metros cúbicos pero Kiev asegura que sólo está capacitada para desembolsar 201 dólares, tras pagar 179 en 2008.

Alternativa nuclear

La crisis tiene su origen en un desacuerdo comercial entre Moscú y Kiev cuyo alcance es político y humanitario. Rusia, de quien la UE importa un 25% del gas que consume, ha logrado el apoyo europeo para exigir una mayor diversificación que reduzca la dependencia del monopolio estatal Gazprom. Varios de los 12 países de la UE afectados se han mostrado dispuestos a parapetarse en centrales nucleares jubiladas o a punto de hacerlo. Polonia anunció la construcción de dos reactores para 2020. Eslovaquia se replantea reabrir otra y su primer ministro llegó al extremo de desafiar el Tratado de Adhesión a la UE si la situación energética no se arregla. La crisis ha enfriado las relaciones de los 27 con Ucrania, país candidato a entrar en la UE. La llamada guerra del gas golpea además la imagen de la Unión, mediadora entre ambos países.

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