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EL PLAN DEL G7 DEBE PASAR UNA PRUEBA DE FUEGO QUE SERÁ, SEGURAMENTE, LA APERTURA DE SESIÓN DEL PRÓXIMO LUNES. POR OTRA PARTE, TAMBIÉN JUGARÁ UN PAPEL EN ESO LAS REUNIONES DEL FMI, DEL BM Y DEL EUROGRUPO DE MAÑANA DOMINGO.
El G7 volvió a enviar hoy un mensaje de unidad frente a la crisis en una inusual reunión en la Casa Blanca que llega tras la aprobación de un plan amplio pero vago que deberá pasar el lunes la prueba de fuego en los mercados. "Todos nosotros reconocemos que esta es una crisis global grave y por lo tanto requiere una respuesta global seria", afirmó hoy el presidente de EEUU, George W. Bush, desde la Rosaleda de la Casa Blanca rodeado por los representantes de los "Siete" -EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia-. Mientras tanto, comienzan a salir a la luz medidas específicas contra la crisis que parecen demostrar que la contundente retórica del G7 irá seguida de acciones igualmente rotundas.
Así, Alemania ultima los detalles de un plan de rescate para su sector bancario que podría alcanzar los 400.000 millones de euros (549.000 millones de dólares), según publica hoy la prensa germana. Además, la reunión que celebra mañana el Eurogrupo -países de la zona euro- podría concluir con un plan conjunto para hacer frente a la crisis. La ministra de economía francesa, Christine Lagarde, declaró en ese sentido esta mañana desde Washington en una entrevista radiofónica con France Info que "es muy probable que los estados europeos entren aún más en el capital de los bancos que están descapitalizados". El Gobierno de EEUU, por su parte, comenzará a adquirir acciones de los bancos "con la mayor celeridad posible" para ayudar así a recapitalizar a las instituciones financieras. Esos pasos excepcionales parecen confirmar que los "Siete" están hablando en serio. El grupo se comprometió la pasada noche a utilizar todas las herramientas precisas para impedir la quiebra de bancos importantes. Sus miembros también asegurarán que los programas de garantías de depósitos bancarios son sólidos, tomarán medidas para que los bancos se recapitalicen con fondos públicos y privados y actuarán para que vuelva a fluir el crédito y funcionen los mercados monetarios. Pero el veredicto final no llegará hasta el lunes, con la apertura de los mercados. A primera vista parece claro que el plan no logrará superar expectativas en unos parqués que cerraron el viernes con la esperanza de un programa global conjunto contra la crisis y no una serie de principios comunes. Para haber superado las expectativas, los "Siete" deberían de haber respaldado la propuesta del ministro británico de Economía, Alistair Darling, quien pidió a sus socios del G7 que aprobasen un plan para garantizar todos los préstamos interbancarios a corto plazo. Henry Paulson, el secretario del Tesoro estadounidense, no disimuló el viernes su molestia ante la pregunta de si los mercados se sentirían decepcionados ante la ausencia de un programa específico y conjunto para los países del G7, que representan dos terceras partes de la economía mundial. "Es ingenuo (pensar que se pueden aplicar) exactamente las mismas políticas en países con sistemas legales, estructuras bancarias y regulaciones diferentes", insistió el titular del Tesoro, quien pronosticó que la volatilidad en los mercados continuará "durante algún tiempo". Comentarios más específicos y preocupantes llegan desde el Fondo Monetario Internacional (FMI). "En el peor de los escenarios, los gobiernos necesitarán unas cuantas semanas más para adoptar las medidas correctas y los mercados podrían caer otro 20 por ciento", dice el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, en una entrevista que publica hoy el periódico italiano "Corriere della Sera".
Mark Zandi, economista jefe de la división de investigación y análisis de la firma Moody's, aseguró en declaraciones a los medios que "llegados a este punto los legisladores han dicho y hecho un montón. Ahora lo mercados querrán ver si funciona".
Las principales bolsas mundiales concluyeron el viernes una de las peores semanas de su historia que llevó al Nikkei a perder un 24 por ciento y al Dow Jones de Industriales, el principal índice de referencia del parqué neoyorquino, algo más del 18 por ciento.
Así, Alemania ultima los detalles de un plan de rescate para su sector bancario que podría alcanzar los 400.000 millones de euros (549.000 millones de dólares), según publica hoy la prensa germana. Además, la reunión que celebra mañana el Eurogrupo -países de la zona euro- podría concluir con un plan conjunto para hacer frente a la crisis. La ministra de economía francesa, Christine Lagarde, declaró en ese sentido esta mañana desde Washington en una entrevista radiofónica con France Info que "es muy probable que los estados europeos entren aún más en el capital de los bancos que están descapitalizados". El Gobierno de EEUU, por su parte, comenzará a adquirir acciones de los bancos "con la mayor celeridad posible" para ayudar así a recapitalizar a las instituciones financieras. Esos pasos excepcionales parecen confirmar que los "Siete" están hablando en serio. El grupo se comprometió la pasada noche a utilizar todas las herramientas precisas para impedir la quiebra de bancos importantes. Sus miembros también asegurarán que los programas de garantías de depósitos bancarios son sólidos, tomarán medidas para que los bancos se recapitalicen con fondos públicos y privados y actuarán para que vuelva a fluir el crédito y funcionen los mercados monetarios. Pero el veredicto final no llegará hasta el lunes, con la apertura de los mercados. A primera vista parece claro que el plan no logrará superar expectativas en unos parqués que cerraron el viernes con la esperanza de un programa global conjunto contra la crisis y no una serie de principios comunes. Para haber superado las expectativas, los "Siete" deberían de haber respaldado la propuesta del ministro británico de Economía, Alistair Darling, quien pidió a sus socios del G7 que aprobasen un plan para garantizar todos los préstamos interbancarios a corto plazo. Henry Paulson, el secretario del Tesoro estadounidense, no disimuló el viernes su molestia ante la pregunta de si los mercados se sentirían decepcionados ante la ausencia de un programa específico y conjunto para los países del G7, que representan dos terceras partes de la economía mundial. "Es ingenuo (pensar que se pueden aplicar) exactamente las mismas políticas en países con sistemas legales, estructuras bancarias y regulaciones diferentes", insistió el titular del Tesoro, quien pronosticó que la volatilidad en los mercados continuará "durante algún tiempo". Comentarios más específicos y preocupantes llegan desde el Fondo Monetario Internacional (FMI). "En el peor de los escenarios, los gobiernos necesitarán unas cuantas semanas más para adoptar las medidas correctas y los mercados podrían caer otro 20 por ciento", dice el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, en una entrevista que publica hoy el periódico italiano "Corriere della Sera".
Mark Zandi, economista jefe de la división de investigación y análisis de la firma Moody's, aseguró en declaraciones a los medios que "llegados a este punto los legisladores han dicho y hecho un montón. Ahora lo mercados querrán ver si funciona".
Las principales bolsas mundiales concluyeron el viernes una de las peores semanas de su historia que llevó al Nikkei a perder un 24 por ciento y al Dow Jones de Industriales, el principal índice de referencia del parqué neoyorquino, algo más del 18 por ciento.
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