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La crisis económica está pasando factura a las entidades españolas, aunque en mayor medida a las cajas de ahorros que a los bancos, tanto en morosidad como en liquidez. Las primeras sufrieron en enero la primera gran fuga de fondos de los clientes particulares de cuentas y depósitos, que hasta ahora habían compensado con las nuevas aportaciones.
Según los datos provisionales publicados por el Banco de España, el saldo vivo de las familias en las entidades de ahorros disminuyó por primera vez desde el estallido de la crisis, en agosto de 2007. Y lo hizo en 1.666 millones de euros. Este movimiento se produjo en un momento en que el paro afectaba ya a más de tres millones de personas y sonaban los tambores de eventuales fusiones para salvar la difícil coyuntura. Aportaciones insuficientes: La principal salida de recursos se dio en las cuentas a la vista (nóminas y corrientes, sobre todo), cuyo importe descendió en algo más de 1.000 millones. Los depósitos a plazo, debido a su mayor atractivo y a las condiciones de vencimiento, cayeron en 615 millones. Las entradas de dinero nuevo, que ascendieron a casi 2.700 millones, no fueron suficientes para que el saldo permaneciera estable o subiera como en los meses anteriores. Las aportaciones en los bancos fueron tres veces menores (722 millones) que en las cajas, pero en este caso el importe aún no ha caído, ya que en enero registraron aumentos en las cuentas a la vista muy superiores al descenso de los depósitos a plazo.
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