El Banco de Inglaterra comienza es miércoles a inyectar liquidez en la economía en un intento desesperado de estimular la inversión y el consumo, facilitando, entre otras cosas, la concesión de créditos por una banca hasta ahora reacia a desprenderse de su dinero.
El banco emisor comprará hasta 2.000 millones de libras (2.200 millones de euros) en bonos del Tesoro tanto a inversores institucionales y particulares, utilizando así el primer tramo de los 75.000 millones de libras (82.500 millones de euros) que ha creado a tal fin. Se trata de una medida conocida en la jerga financiera como "flexibilización cuantitativa" y que no había sido probada hasta ahora en el Reino Unido, por lo que nadie -ni el propio gobernador del Banco, Mervyn King,- se atreve a vaticinar sus resultados.
Durante los tres próximos meses, el Banco de Inglaterra comprará esos bonos todos los lunes y miércoles y al ritmo de unos 5.000 millones de libras por semana hasta gastar el total de 75.000 millones de libras previstos. Se espera que los fondos de pensiones y otros inversores institucionales que poseen bonos del Tesoro -llamados aquí "gilts"- vendan todos esos activos al banco emisor.
Ese dinero irá a engrosar los depósitos que por ley tienen los bancos comerciales en el Banco de Inglaterra, lo que, según se espera, les dará más flexibilidad para volver a prestar al conjunto de la economía. El Banco de Inglaterra comprará esos bonos a través de un mecanismo conocido como "Asset Purchase Facility", que ha venido comprando también pagarés comerciales financiados con bonos del Tesoro. El éxito de la operación dependerá de la medida en la que la banca comercial esté dispuesta a prestar de nuevo dinero a empresas y particulares.
Una medida sin precedentes
La medida del Banco de Inglaterra no tiene precedente en sus 315 años de historia, pero se ha considerado necesaria al haberse quedado aquél sin apenas margen de maniobra tras haber rebajado este mes los tipos de interés a un 0,5 por ciento.
Al aproximarse a cero los tipos, aumenta el riesgo de deflación - es decir de caída constante de los precios-, lo que hace que los consumidores aplacen sus compras en la esperanza de que lo que hoy cuenta mil libras vayan a poder adquirirlo más barato unos días más tarde. Aunque la inyección de dinero en la economía podría tener en teoría un efecto multiplicador, existe el peligro de que los bancos guarden parte de ese nuevo dinero en lugar de prestarlo, y empresas y particulares decidan también ahorrar en lugar de invertir o gastarlo en la compra de productos o servicios.
Merkel no descarta nacionalizaciones
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha subrayado que la crisis económica y financiera mundial ha obligado a los gobiernos a tomar medidas que hace pocos meses no se podían plantear por suponer una intervención directa en campos habitualmente fuera de su incumbencia.
"Nadie habría pensado hace pocos meses que nos veríamos obligados a realizar ese tipo de intervenciones estatales", señala Merkel en una entrevista que publica este miércoles el rotativo Bild al ser preguntada por la posibilidad de nacionalizar o expropiar empresas y bancos.
Añade que "los excesos de los mercados que han desencadenado la crisis nos obligan a transgredir fronteras y hacer cosas que de otra manera nunca haríamos". "Al final de este proceso podremos marcar de nuevo los límites de la economía de mercado", explica Merkel, quien subraya que, siempre que el estado se vea obligado a convertirse en accionista de un banco, "se retirará en cuanto sea posible". En ese sentido señala sobre el instituto hipotecario Hypo Real Estate, al borde de la quiebra, que su posible "nacionalización será la última medida".
El Gobierno de Japón comprará acciones bancarias
Asimismo, Japón comenzará a comprar acciones a bancos desde el jueves. La institución creada por el Gobierno japonés para comprar acciones y valores propiedad de los bancos nipones anunció este miércoles que comenzará a adquirir las participaciones asociadas a las pérdidas en el sector desde mañana. La llamada Corporación de Adquisición de Accionariados de Bancos destinará hasta 20 billones de yenes (203.000 millones de dólares) a la compra de estos valores hasta el 30 de octubre para evitar el alcance de la crisis financiera.
Esta institución fue creada en 2002 por el Ministerio de Finanzas para frenar el alcance de las pérdidas de los bancos vinculadas a los títulos bursátiles afectados por las pérdidas del fin de la burbuja de internet y la crisis financiera.
Conjuntamente con la aprobación de los paquetes legislativos para hacer frente a la situación económica, la Dieta (Parlamento japonés) decidió reanudar este tipo de ayudas, después de haberlas suspendido en 2006. Con esta medida el Gobierno pretende reducir las pérdidas de las instituciones financieras vinculadas a la crisis, que podría hundir sus resultados a finales de mes cuando cierren el año fiscal 2008.
Asimismo, el Ejecutivo quiere animar las cotizaciones del sector financiero en la Bolsa, unas de las más perjudicadas desde la caída de Lehman Brothers en septiembre pasado. Según el diario económico Nikkei, los bancos podrían no recurrir a estas ayudas, ya que serían una indicación de hasta que punto están afectados por las pérdidas.
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