29 may 2009

La juventud; golpeada por la crisis mundial

loultimoenpolitica.blogspot.com

Los jóvenes se llevan la peor parte de la actual crisis. En Estados Unidos son los primeros en las listas para abandonar las empresas por delante de los trabajadores más veteranos.


En España, la situación es aún peor: la tasa de despidos se enmascara detrás de contratos temporales que no suelen superar los 6 meses y cobran un 40% menos.

El caso de Estados Unidos

En Estados Unidos, la discriminación por edad ha sido una preocupación para los trabajadores mayores de 55 años. Sin embargo, en la actual crisis, los empleados estadounidenses más jóvenes tienen mucho más de lo que preocuparse que sus compañeros más veteranos.

En Estados Unidos, los trabajadores con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años están percibiendo un mayor riesgo de despido. Así lo aseguran los abogados laboralistas, que explican que los empresarios están adoptando la política de "el último en llegar, es el primero en irse". En algunos casos, los profesionales más jóvenes aseguran que se sienten como una diana en los despidos, mientras que los trabajadores que tienen familia están teniendo un trato de favor. Así lo contaba recientemente The Wall Street Journal.

Los últimos datos del Departamento de Empleo estadounidense muestran que la tasa de desempleo de los trabajadores entre los 25 y los 34 años era del 9,6% en abril de 2009, por encima del 4,9% del año pasado. Por su parte, el paro entre los mayores de 55 años era del 6,2% en abril, frente al 3,3% del mismo mes del ejercicio pasado.

La temporalidad lastra a los españoles

Pero, ¿en España también se despiden más trabajadores jóvenes que mayores? Ignacio Doreste, de la Secretaría de Juventud de Comisiones Obreras (CCOO) asegura que "sí, se despide a más gente joven". Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) apoyan esta opinión cuando resuelven en las últimas Encuestas de Población Activa (EPA) que la tasa de paro entre los trabajadores de entre 20 y 24 años ha crecido del 17,99% del primer trimestre de 2008 hasta el 30,74% de los primeros tres meses de 2009. En la franja de los 25 a los 29 años, el desempleo ha pasado de un 11,26% a un 21,27%, y entre los jóvenes de 30 a 34 años la cifra también ha aumentado de un 9,82% a un 16,9%.

Por franjas de edad, la de los jóvenes es la peor está llevando la crisis. Pero en opinión de Javier Gil Marín, como responsable del Departamento Confederal de la Juventud Trabajadora de la Unión General de Trabajadores (UGT), "en vez de hablar de despidos tendríamos que hablar de finalización de la relación laboral para entender mejor el por qué de esa realidad". "Que mayormente sean los jóvenes quienes tengan una relación laboral eventual lleva implícito el riesgo a ser los primeros en ser despedidos, o mejor dicho, de no ser renovados sus contratos. En vez de hablar de despidos entre jóvenes deberíamos hablar de a cuántos jóvenes no se les ha renovado su contrato una vez finalizado el mismo", añade.

Y es que en España "la precariedad laboral es más compleja que la no contratación", en palabras de Ignacio Doreste, que destaca que del total de jóvenes activos asalariados la mayoría disponen de contratos temporales que no suelen pasar de los 6 meses de duración. "Además, existen relaciones laborales encubiertas en forma de becas y prácticas laborales en empresa sin marco regulatorio", indica este miembro de CCOO, que asegura que "se estima en 200.000 los becarios que existen en la actualidad".

Cambio de prioridades

Gil Marín cree que ahora mismo se podría decir que los jóvenes tienen los mismos problemas coyunturales que trabajadores de mayor edad: principalmente la falta de oferta de empleo. Las condiciones laborales a las que acceden los trabajadores jóvenes están quedando en un segundo plano, ahora la prioridad es tener un empleo y a ser posible estabilidad en el mismo, algo que se aleja mucho de la realidad. "Durante el boom inmobiliario muchos jóvenes cambiaron de empleo con el objetivo de mejorar sus condiciones económicas, entonces la construcción era una buena alternativa para mejorar económicamente su situación y poco importaba la estabilidad. Hoy muchos de esos jóvenes han perdido su empleo", añade.

Pero si a pesar de todo los jóvenes consiguen un contrato "los sueldos son mucho menores y no se encuentran en igualdad de condiciones que trabajadores más veteranos" como afirma Ignacio Doreste. Y Gil Marín lo apoya con cifras cuando dice que "un trabajador joven puede llegar a percibir hasta un 40% menos de salario que un trabajador de mayor edad o con más antigüedad en la empresa, realizando el mismo trabajo, y en el caso de las mujeres jóvenes se han dado casos de percibir hasta un 49% menos de salario". Son muchas las razones por las cuales se produce este hecho, aunque Gil Marín destaca una: los nuevos trabajadores han dejado de percibir complementos salariales como la antigüedad, los trienios y otras percepciones salariales sujetas al tiempo que se lleva trabajando en la misma empresa.

La razón por la cual es mayor el número de jóvenes que acaban antes su relación laboral es consecuencia directa de la temporalidad. El hecho de que la juventud sea quien en mayor medida tiene este tipo de relación laboral incide de manera especial a la hora de ser los primeros en acabar engrosando las listas del paro. "De ahí la importancia que tiene la estabilidad en el empleo a través de la contratación indefinida, ya que se aprovecha la eventualidad en la contratación para reducir costes salariales" según UGT.

¿Un futuro mejor?

¿Cuándo podría empezar a mejorar esta precaria situación para los jóvenes españoles? Desde CCOO creen que "la precariedad del empleo joven no cambiará hasta que no se dejen de proponer medidas cortoplacistas". El especialista de UGT, Gil Marín, recuerda que algunos "expertos financieros y analistas están vaticinando que la economía empezará su recuperación en el segundo semestre del 2010", y en este punto los sindicatos esperan "que la generación de empleo vaya a la par con la recuperación económica".

Tanto CCOO como UGT están de acuerdo en que lo que hay que cambiar es el modelo productivo. Gil Marín está convencido de que este cambio "debe ir enfocado hacia la formación, las nuevas tecnologías y la industria", aunque puntualiza que "esto no significa que se acabe con el sector de la construcción, simplemente se debe reorientar hacia otros ámbitos de actuación como son la vivienda protegida, la rehabilitación y las infraestructuras".

Al mismo tiempo, opina que "el nuevo modelo productivo se debe basar en el trabajo de alto valor añadido, en la productividad y no en los bajos costes salariales, España no puede ni debe competir en mano de obra barata, sino en calidad y productividad".

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