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Durante su comparecencia legislativa, Bernanke, mandamás de la Reserva Federal, declaró en forma asombrosa que desconocía a qué bancos foráneos había otorgado 500 mil millones de dólares en swaps. Por si lo ignora Bernanke, uno de los países destinatarios fue el "México neoliberal".
A la fecha no existe una explicación verosímil, ya no se diga creíble, sobre los 134 mil millones de dólares de bonos del Tesoro que, a mediados de junio pasado, dos japoneses intentaron ingresar a Suiza en un maletín a través de la frontera italiana (Bloomberg, 17/6/09).
Este grave contrabando ha sido exitosamente diluido cuando el gobierno de Estados Unidos ha preferido ahondar en otros fraudes menos comprometedores de cinco rabinos de Nueva York (The Jerusalem Post, 27/7/09).
Ya que hablamos de bonos y de japoneses, cabe recordar el superfraude de un bono japonés por 700 millones de dólares perpetrado por el inolvidable José Madariaga Lomelín (socio del no menos inmemorial Hildebrando Zavala Gómez del Campo), ex presidente de la Asociación de Banqueros de México y del Banco Mercantil Probursa (adquirido por BBV-Bancomer).
Más allá del lavado de dinero, del que ha sido señalado en incontables ocasiones el inimputable José Madariaga Lomelín, lo interesante de este caso macabro –sofocado expeditamente por los bomberos financieros de Joseph-Marie Córdoba y Zedillo– radica en la súbita exposición de este tipo muy sui generis de "bonos japoneses" que andan muy sueltos en cantidades estratosféricas.
Hechos: durante su comparecencia legislativa, Bernanke, mandamás de la Reserva Federal, declaró en forma asombrosa que desconocía a qué bancos foráneos había otorgado 500 mil millones de dólares en swaps. Por si lo ignora Bernanke, uno de los países destinatarios fue el "México neoliberal".
Desde marzo pasado ya nos olía muy rara la masiva inyección de dólares de Estados Unidos a los bancos centrales foráneos (que incluyó a México) por el método de los swaps.
Tal colosal transferencia de swaps se realiza sin la aprobación ni el conocimiento, ya no se diga la vigilancia, del Congreso y la Casa Blanca.
Curioso modelo que practica esquizofrénicamente Estados Unidos: por un lado, la dictadura financiera; por otro, la democracia política relativa (todavía cuenta con el sistema decimonónico del voto indirecto presidencial que beneficia a la plutocracia).
¿Quién gobierna efectivamente Estados Unidos: su dictadura financiera o su relativa democracia decimonónica?
En estos momentos, pese a su debacle bancaria, su relativa democracia política decimonónica todavía está controlada por su dictadura financiera, que se subsume en las hazañas del banco Goldman Sachs.
La tríada Bernanke, Tim Geithner (secretario del Tesoro, que representa los intereses de Wall Street) y Larry Summers (consejero económico presidencial) tiene secuestrado a Obama, ya no se diga al Congreso, lo cual ha desembocado en una situación aberrantemente anómala en su economía: Goldman Sachs gana, mientras Estados Unidos pierde.
Una sola persona, Bernanke, sin haber sido elegido por los ciudadanos estadunidenses, decidió unilateralmente el destino de la colosal suma de los swaps, que representan un intercambio de divisas entre dos países en fechas futuras. Hasta donde nos quedamos, los swaps forman parte de la demencial especulación de los "derivados financieros".
El legislador Alan Grayson cuestiona: “¿fue usado el dinero (nota: los swaps) para comprar bonos del Tesoro y apuntalar el dólar? La Reserva Federal dice ignorarlo (¡extra-súper-sic!)”.
Otra anomalía radica en que la misma Reserva Federal, que funge y finge como entidad "semipública", está ampliamente controlada por los bancos privados.
La Reserva Federal "no considera el cambio de divisas como riesgoso (sic), debido a que posee como colateral a las divisas de los bancos foráneos (nota: incluido México)", alegato desechado por Alan Grayson, porque "deja de lado el riesgo inherente de la especulación", que es lo mismo que realizan los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo).
Algo sucedió con todo el juego y manoseo de las divisas y los swaps para que el balance contable de la Reserva Federal exhiba un pasivo 40 veces mayor a su capital.
A juicio de Alan Grayson, desde que se inició el juego de los swaps y su repercusión en la cotización del dólar, "pareciera que Estados Unidos sufrió una pérdida de 100 mil millones de dólares, debido a que el valor de las divisas foráneas en manos de Estados Unidos se depreciaron una quinta parte".
¿Cuánto habrá perdido Banxico en la etapa aciaga del cordobista-zedillista Guilermo Ortiz, con el “crédito swap” por 30 mil millones de dólares que contrajo con la Reserva Federal, sin contar los otros 47 mil millones de dólares en créditos con el Fondo Monetario Internacional? Se recuerda que tales "créditos", por un total de 77 mil millones, deben ser pagados. ¿Para qué sirvieron las tan cacareadas "reservas" del Banxico que parecen haberse esfumado?
¿Se quedó Banxico sin "reservas"?
¿Cuántos legisladores "mexicanos" (en especial Emilio Gamboa Patrón, cuya más reciente especialidad parecen ser las guarderías) sabrán qué es un swap y en qué consistió la hipoteca de las divisas de México por la Reserva Federal?
Después de la inyección masiva de swaps, el dólar se apreció sustancialmente mientras el peso se derretía, lo que Bernanke considera como simple "coincidencia". Lo real es que la decisión unilateral del Banxico ha resultado en apuntalar al dólar y en socavar el peso.
Alan Grayson insiste en que "alguien (sic) tuvo una pérdida mayúscula (¡super-sic!)", que obviamente no fue la Reserva Federal. ¿Quién otro puede ser que el "México neoliberal", hoy manejado por la kakistocracia ("el gobierno de los peores") panista?
Las fuertes ganancias del dólar que obtuvo la Reserva Federal (y su corolario de fuertes pérdidas de los países que, como México, depositan ingenuamente sus divisas en Washington) gracias al operativo swap se debieron, a juicio de Bernanke, a que "los bancos extranjeros pagan intereses". ¿A poco Estados Unidos no paga intereses?
El grave problema reside en que la Reserva Federal se encuentra inmune a una auditoría independiente, que ya empieza a ser exigida por Ron Paul, otro representante texano, éste del Partido Republicano.
¿Quién audita en forma independiente al Banxico?
Por lo menos en Estados Unidos existen legisladores preocupados por los manejos turbios de la Reserva Federal, a diferencia de sus homólogos " mexicanos", totalmente ausentes de la debacle financiera en curso y quienes se han hecho cómplices, por omisión o comisión, de la conducción dictatorial del Banxico, que confunde las cuentas con los cuentos y gran responsable de la catastrófica devaluación del peso –junto con Calderón y Carstens, desde luego.
Es urgente quitar la autonomía al Banxico, que goza de inimputabilidad dictatorial en la rendición democrática y transparente de las cuentas.
Por Alfredo Jalife-Rahme -
La Jornada, México
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