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Las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra mundial intercapitalista (desarrollada posiblemente con armamento nuclear) por el control de los recursos claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas.
Informe especial
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A) La necesidad de EEUU y de las potencias aliadas (eje USA-UE) de generar por medio de un conflicto militar un nuevo polo de desarrollo productivo (economía de guerra) con empleo de mano laboral masiva para superar la crisis financiera recesiva que colapsa las economías del sistema a escala global.
B) Asegurar el control militar sobre el petróleo y los recursos estratégicos perecederos del planeta que le asegure su supervivencia como potencia hegemónica.
C) Impedir que los enemigos fundamentalistas de Israel y del sionismo cuenten con un gatillo nuclear capaz de lanzar un Apocalipsis sobre sus metrópolis imperiales.
Estos tres preceptos centrales guían la estrategia exterior de las potencias sionistas del eje USA-UE que utilizan diversas tácticas de "camouflage" para evitar enfrentamientos armados en el gran juego de la diplomacia internacional con que hoy disfrazan sus guerras por áreas de influencia.
Estas tres cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen y priorizan las líneas matrices del orden capitalista internacional en crisis tiene claramente tres protagonistas centrales:
A) EEUU, Unión Europea y el "eje occidental" (bloque dominante del capitalismo que extiende sus tentáculos para apoderarse de los recursos energéticos, rutas y mercados de Eurasia, Africa y Medio Oriente).
B) Rusia, China y el "eje asiático" (Bloque del capitalismo emergente que disputa una (por ahora) guerra comercial por áreas de influencia con el eje USA-UE que genera roces y conflictos militares como el de Gerogia, en el Cáucaso).
C) Irán y el "eje islámico" (Bloque de países asentados sobre más del 80% de las reservas mundiales del petróleo y de los recursos estratégicos en disputa).
Estos tres bloques centrales van a definir (a modo de desenlace, y cuando la crisis económica global se retroalimente con la crisis energética global ) un escenario estratégico de tercera guerra mundial intercapitalista que tendrá como detonante claves los distintos frentes de conflicto que hoy se extienden por Eurasia, Africa y Medio Oriente.
El elemento fundamental que define y da sustento a la contradicción fundamental (que va a precipitar el desenlace) es el petróleo junto con los recursos estratégicos, como es el caso del agua y la biodiversidad, claves y esenciales para el funcionamiento global del sistema capitalista, cuyas reservas se agotan sin que todavía se hayan conseguido alternativas para sustituirlo.
Todos los conflictos que hoy se desarrollan en el planeta (sean de orden político, militar o social) abrevan en forma subsidiaria en esa guerra subterránea intercapitalista por el control de los recursos estratégicos claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas.
En general, todo los que EEUU y la UE presentan como "guerra contra el terrorismo" en los escenarios de Asia, Africa o Medio Oriente, son conflictos fabricados (por la CIA y los servicios occidentales) como estrategia de posicionamiento sobre determinadas fuentes de recursos o zonas de control geopolítico militar.
Por ejemplo, el exterminio en masa de miles de civiles en Sri Lanka no fue determinado por una guerra contra el "terrorismo tamil" como se intentó hacer creer sino por intereses geoeconómicos y geopolíticos militares estratégicos que tienen que ver con el control del Océano Índico y de las rutas del petróleo. Tampoco se trató de un genocidio por cuestiones de origen "racial" sino de una matanza sistemática que se encuadró en el escenario de la llamada "guerra energética" que disputa el eje sionista USA-UE con el bloque Rusia-China-Irán por la supervivencia futura.
Lo mismo que hoy sucede en Sry Lanka (y con distintas características), esta sucediendo en Somalía, el Tibet, Sudán, el Cáucaso, Chad, Etiopía, entre otros, donde las potencias arman y financian "guerras civiles" o "guerras religiosas" para justificar intervenciones o invasiones armadas.
En la realidad (extinguida la Unión Soviética y los procesos de la revolución armada setentista), hoy el sistema capitalista ya no tiene enemigos estratégicos que planteen su reemplazo por otro sistema, y, consecuentemente, todos los conflictos que existentes en los cinco continentes son emergentes exclusivos de las contradicciones y de las competencias intercapitalistas.
El sistema capitalista se ha quedado solo, y su dinámica irreversible de destrucción histórica solamente llegará de la mano de sus propias contradicciones (íntercapitalistas) dentro de una dialéctica de "autodestrucción" marcada por la búsqueda de rentabilidad y de la concentración del poder mundial en pocas manos.
En suma, todos los conflictos existentes, son la sumatoria de la lucha de las potencias capitalistas que compiten entre sí por apoderarse de mercados y de recursos estratégicos, ya sea por medio de conflictos armados o de conflictos sociales activados con fines de control político.
El petróleo y el gas (bienes cada vez más escasos y en extinción), el motor de los motores de la economía mundial, configuran el recurso básico esencial para la supervivencia de las potencias centrales y representan el eje detonante estratégico de los conflictos militares en marcha que pueden convertir a Wall Street y a los "mercados" en tierra arrasada y en llamas.
Como producto de los conflictos intercapitalistas por el control del planeta, en el escenario geopolítico militar mundial hay cuatro frentes de inevitable desenlace a corto plazo:
A) La resolución de la crisis recesiva mundial, B) el ataque militar a las usinas iraníes, C) la ampliación del conflicto en Afganistán, D) la ocupación militar de Pakistán por EEUU, E) otro conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría EEUU-Rusia) y F) un ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o EEUU (que servirá como argumento justificatorio de acciones militares de EEUU y de la OTAN).
font-family:Arial;font-size:100%;" >Un nuevo estallido militar de la guerra energética, tanto en el Cáucaso (con Rusia como protagonista) como en Medio Oriente (con Irán como protagonista) se complementa con el cuadro de la crisis económica estructural del sistema capitalista que ya se proyecta con una amenaza de crisis y estallidos sociales con peligro para la gobernabilidad del sistema escala global.
Por las líneas geopolíticas de Afganistán, Pakistán o Irán, se trasmiten y retransmiten los teatros de conflicto que atraviesan la escala comprendida entre Eurasia y Medio Oriente, cuyos desenlaces impactan directamente en las fronteras energéticas ubicadas entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, las llaves estratégicas del petróleo y la energía mundial.
Luego de la caída la URSS, EEUU y la Unión Europea se abalanzaron sobre los mercados y los recursos energéticos de las ex republicas soviéticas en Europa del Este, y el área caucásica y centroasiática, tradicional esfera de influencia rusa, ampliando su red de accesos y bases militares en toda la región.
La importancia estratégica de Irán, Afganistán y Pakistán, en el tablero de la guerra energética se da por dos razones principales:
A) Tanto Pakistán (un gigante islámico con poder nuclear) y Afganistán (dominado por un conflicto armado con los talibanes) conforman una llave estratégica para el dominio y control militar del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del 70% la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.
B) Irán, que controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción mundial petrolera, además -con su posibilidad de tener un bomba nuclear- pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la supremacía del control económico, geopolítico y militar estratégico del poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo Pérsico.
Así como Rusia representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Medio Oriente.
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Estas son las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra mundial intercapitalista (desarrollada posiblemente con armamento nuclear) por el control de los recursos del planeta claves para la supervivencia.
Y al final (y si es que queda algo vivo y en pie) los ganadores se repartirán el botín y un nuevo "orden mundial" como en 1918 y en 1945.
EEUU solo puede satisfacer un 25% de sus necesidades energéticas (con recursos que se agotan), y la Unión Europea es totalmente dependiente en provisión de gas y petróleo. China (al igual que India, Japón y las potencias asiáticas) necesitan del petróleo y el gas (bombeados principalmente por los corredores rusos) para supervivir como superpotencias industriales.
En consecuencia, como ya dijimos, Rusia, la única superpotencia nuclear que se autoabastece de gas y petróleo (además de controlar la mayoría de las redes euroasiáticas) representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos.
Y el gigante petrolero socio de Rusia, Irán, es a su vez la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Golfo Pérsico y de Medio Oriente.
¿Se entiende porqué hay que destruir a la capital del "eje del mal"?
El desenlace de la tercera guerra mundial no es, en síntesis, un producto de la visión de los profetas sino un resultante histórico (inevitable) de los cálculos matemáticos de la supervivencia capitalista. Que es la madre de todas las guerras.
Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com